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Apuntes preelectorales. Septiembre 2019.

I. Empezamos septiembre hablando de elecciones. En 2019 ya hemos tenido tres elecciones en Cataluña y cuatro en muchas comunidades de España. Desde hace tiempo en nuestro país (lo mismo si se hace referencia a Cataluña o España) se habla de elecciones, que si se adelantan que si no, cuál será el contexto y qué hipótesis de comportamiento debemos tener en cuenta. Todo ello obliga a los analistas a trabajar con escenarios inciertos y a contemplar hipótesis y variables que la realidad de los acontecimientos nos impone modular.

2. Los escenarios son inciertos porque la convulsión de la coyuntura actual impacta directamente sobre el comportamiento electoral. Es sabido que los electores cada vez 1) tienen más dudas entre diferentes opciones y 2) en consecuencia, toman la decisión del voto más tarde. Este comportamiento respecto del voto se agudiza en función de la situación política y los acontecimientos que tienen lugar en el período preelectoral.

3. En cuanto a la coyuntura actual, todas las encuestas muestran un grado de descontento notable hacia la situación política y sus actores (en este sentido se pueden consultar los últimos barómetros del CIS en España y del CEO en Cataluña). Cabe señalar que el descontento viene de lejos, pero como algunos indicadores muestran incluso se ha agudizado en los últimos tiempos. En las encuestas, los entrevistados comentan negativamente la situación política antes de que se les pregunte por esta. Es evidente que este estado de ánimo condiciona la actitud y, finalmente, el comportamiento en las urnas. De hecho, es uno de los indicadores de predisposición al cambio.

4. En este sentido, es más que probable que los acontecimientos de relieve acaben teniendo un mayor impacto sobre la decisión final de voto en un escenario incierto y dominado por el descontento como el actual. Si en los próximos meses hay elecciones en España y/o Cataluña, al menos habrá dos hechos significativos que tendrán un fuerte impacto en la opinión pública. Un asunto interno, la sentencia del proceso y las penas a los políticos independentistas que se puedan derivar, y un asunto externo, que tendrá que ver con la deriva de los acontecimientos asociados al Brexit, ya sea por la salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea, ya sea por un adelanto de las elecciones en ese país. Ambas cuestiones, en grado diferente, serán importantes para explicar los resultados si tenemos elecciones antes de que acabe el 2019. Por supuesto, junto a las últimas horas de la situación política y económica del país.

5. Podemos asegurar que los dos acontecimientos citados pueden tener un peso electoral porque ya se ha observado su importancia en el pasado. En 2016, dos días antes de la repetición de las anteriores elecciones generales, tuvo lugar el referéndum del Brexit en el Reino Unido. Los resultados de ese referéndum y las implicaciones que se preveían protagonizaron los dos últimos días de la campaña electoral española. La conmoción del resultado estuvo, probablemente, detrás de un mayor éxito de las formaciones que transmitían más estabilidad y que ayudan a explicar una parte de las dos sorpresas de la noche electoral: no hubo sorpasso de Podemos al PSOE que preveían (casi) todas las encuestas y el PP obtuvo una victoria más amplia de la prevista.

6. En cuanto al impacto electoral del proceso en Cataluña se ha podido comprobar en varias elecciones desde, como mínimo, en 2014 cuando ERC ganó las elecciones europeas hasta el 2017 cuando Ciudadanos ganó las catalanas o el 2019 cuando Puigdemont lo hizo en las europeas. Es verosímil que si a la sentencia le siguen unas elecciones se haga notar su impacto en los resultados electorales. En Cataluña seguro, pero posiblemente también en el resto de España, dada la relevancia que el tema catalán tiene, en intensidades diferentes, en el debate político estatal.

7. La volatilidad de voto, la inestabilidad del voto, se muestra de manera muy gráfica en las encuestas cuando relacionamos lo que la gente ha votado con el que piensa votar. El enrarecimiento de la situación política junto con la aparición de nuevas opciones lo favorecen. También hay que tener en cuenta que el voto cada vez tiene un componente más estratégico y la decisión varía en función del momento y también del tipo de elección. De sobra es sabido que los electores dan más importancia a unas elecciones que en las otras, lo que afecta tanto a la participación como a la opción de voto.

8. El resultado de las elecciones del pasado 26 de mayo es muy gráfico para mostrar los cambios de papeleta entre diferentes elecciones teniendo en cuenta que se celebran el mismo día. Como ejemplo hemos tomado los resultados de Madrid y Barcelona. En la capital española los partidos ubicados ideológicamente a la derecha obtuvieron unos resultados muy similares en municipales, autonómicas y europeas. En cambio, en la izquierda se producen trasvases diversos. En el caso de Barcelona, se producen movimientos a izquierda y derecha y la mayor variabilidad entre ambas elecciones la protagonizan el comunes y la lista de Puigdemont y parecen obedecer más a la lógica nacional que ideológica.

 

 

 

 

 

9. Los resultados globales nos permiten intuir algunos cambios de papeleta que se produjeron el mismo día entre una y otra elección. En el caso de la ciudad de Barcelona, una encuesta a pie de urna de GESOP (publicada a las 20 horas por BTV y El Periódico) nos proporciona datos para observar de forma más precisa los movimientos que hubo entre las diferentes formaciones. Gracias a esto sabemos que alrededor del 40% de los votantes cambió de formación entre las elecciones municipales y las europeas, algunos como la CUP y Primarias forzados porque sus formaciones sólo se presentaban a las locales.

lecciones Municipales y Europeas 2019. Barcelona ciudad
Trasvases de voto *

(*) No se han incluido los tranvases a blanco, nulos, abstención y otros partidos con valores inferiores.

Sabemos de ERC que, a pesar de haber obtenido unos resultados relativamente similares entre unas y otras elecciones, sólo el 50% de los que los eligió en las municipales lo hizo también a las europeas. Alrededor del 40% de los votantes de la lista de los republicanos al Ayuntamiento (casi 70 mil votos) optó por la candidatura que Puigdemont encabezaba para el Parlamento Europeo. ERC compensó estas pérdidas con votantes municipales procedentes de los comunes y la CUP. De hecho, los votantes de Barcelona En Comú fueron los que menos repitieron su voto en el partido de referencia de las europeas, ya que, además de hacia ERC, también cedieron un buen puñado de votos hacia JxC y el PSC. Ver el detalle de estos trasvases de voto resulta muy ilustrativo de la volatilidad electoral existente y indicativo de la diversidad de variables que intervienen en el momento de decidir el voto.

10. En este mismo sentido, teniendo en cuenta que las elecciones del 26 de mayo fueron precedidas por las elecciones generales del 28 de abril, celebradas sólo con un mes de diferencia, son interesantes ver las variaciones. Los resultados de las primeras y la gestión que cada partido hizo lógicamente debían de tener alguna incidencia en los resultados de las segundas. Hacemos la comparación entre las elecciones generales y las europeas, porque, a pesar de tener una importancia muy diferente para los electores, las formaciones políticas que compiten son las mismas y en condiciones similares. Las pocas encuestas sobre elecciones europeas de antes de las elecciones generales auguraban unos resultados relativamente similares en ambas, pero un mes después se produjeron algunas diferencias que se ponen de relieve en la tabla que acompaña este comentario.

Diferencia de votos entre elecciones generales y europeas de 2019
Votos 26M (europeas) – Votos 28A (generales)

En el conjunto de España sólo el PP y el PSOE obtuvieron un número de votos similar en ambos comicios y en Cataluña, sólo la candidatura de JXC (y/o Puigdemont) a las europeas superó de forma notable los resultados de las generales. El resto de formaciones obtuvo un número de votos bastante menor. Parece pues que los diez puntos más de abstención (unos 4 millones de electores) sería la principal explicación del retroceso de estos partidos. Es difícil, y sobre todo sería muy osado, concluir que estas tendencias serían las mismas de producirse ahora unas nuevas elecciones generales, pero resultan indicativas del grado de fortaleza o fragilidad de cada fuerza política. Además, aportan información de los riesgos en que puede concurrir cada formación, suponiendo que en otoño las ofertas electorales serían similares a las de la primavera.

 

Àngels Pont i Domènech
Directora de GESOP

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