Bibliografía
No se había previsto una sacudida tan fuerte de las elecciones europeas sobre la opinión pública y el sistema de partidos español como la que finalmente ha tenido lugar y que queda reflejada en el Barómetro Político de España de EL PERIÓDICO, publicado ayer y hoy y realizado la semana después de los comicios. […]
Se han cumplido prácticamente todas las tendencias que apuntaban las encuestas, pero de forma mucho más exagerada. Las europeas han venido marcadas por un fuerte retroceso del bipartidismo y un avance de la mayoría de las otras fuerzas. Pero, sobre todo, han puesto de manifiesto la irrupción con mucha fuerza de partidos que cuatro meses atrás casi no existían. Estamos hablando de Podemos, que ha adquirido una notoriedad casi total tras el 25-M. Podemos fue la sorpresa de la noche y su éxito, de momento, no se ha quedado ahí. Ha desatado una gran euforia en torno a esta fuerza, provocando a corto plazo un aumento exponencial de las simpatías hacia el partido de Pablo Iglesias, hasta el punto de aparecer primera en intención directa de voto en las elecciones generales, por encima del PSOE, pero también del PP. Fue el ganador de la noche y recuerdan haberlo votado, incluso, algunos de los que no acudieron a las urnas, por lo que la fuerza con la que aparece en la encuesta debe matizarse, pero, indiscutiblemente, estamos ante un fenómeno a tener muy en cuenta a partir de ahora.
En clave electoral, el sondeo refleja muchas incertidumbres cara al futuro, a las que se añaden ahora las generadas por la abdicación del Rey y la proclamación de uno nuevo, que no han quedado recogidas en la encuesta, ya que el trabajo de campo se hizo antes. En todo caso, el mapa electoral está en plena efervescencia, con una volatilidad de voto desconocida en mucho tiempo –aunque en Catalunya este fenómeno se inició hace unos años–, que hace que los pronósticos a medio plazo sean imposibles concretar.
En el horizonte del 2015 aparece un Parlamento español más atomizado y más radicalizado, especialmente, a la izquierda. Podemos aparece como la respuesta ilusionante a la desconfianza, el desencanto y/o el enfado de los últimos años. Ha tenido buenos resultados porque ha conectado con el sentir de la gente de izquierda y les ha abierto, o hecho reencontrar, una brizna de esperanza la idea de que las cosas se pueden hacer de una manera diferente.
El PSOE, el gran damnificado de estas elecciones, no lo es únicamente en votos. Se han roto los lazos y la empatía que la mayoría de votantes de izquierda han mantenido durante tres décadas con este partido. Además de los antiguos votantes socialistas que optaron por Podemos en las europeas, una buena parte de los que votaron al PSOE hace dos semanas dicen ahora que optarían por Podemos. Puede tratarse únicamente de un aviso, pero también de un movimiento de más larga duración.
Muchos atribuyen la derrota del PSOE a la incapacidad para renovarse y ofrecer un proyecto de futuro. La valentía de los diferentes actores políticos, la comprensión del lenguaje de las urnas y la calle, la evolución de la situación económica… Muchos frentes abiertos que decidirán la sedimentación de un mapa electoral que ahora está en plena ebullición.
Artículo publicado en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA el 9 de junio de 2014.
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