Barcelona: a un año de las municipales
Si hoy hubiera elecciones municipales, tres fuerzas políticas podrían aspirar a ser el partido más votado en la ciudad de Barcelona, aunque ninguna de ellas con una mayoría que le asegurara un mandato estable para los años siguientes. Ada Colau parte con cierta ventaja pero con tendencia a retroceder, al revés que ERC y Ciutadans, que crecerían notablemente en relación al 2015. A más distancia aparece el PDECat, que podría sufrir un descenso importante respecto de los últimos resultados de Xavier Trias, mientras que el PSC y la CUP mejorarían ligeramente. El PP se quedaría sin representación en el Ayuntamiento de Barcelona. […]
Se constata que, en general, las tendencias de los diferentes partidos son las que se dieron en las elecciones catalanas del 21-D, lo que pone de relieve una cierta dependencia del escenario local respecto a la política general. Ahora bien, con algunas peculiaridades. En la valoración de la gestión municipal y, aún más, de la actuación de la alcaldesa se denota una polarización más marcada por el eje ideológico que por el nacional. Los más críticos, con diferencia, son los votantes del PP, Cs y el PDECat mientras que los de la CUP, ERC y el PSC son más conciliadores con la gestión del gobierno municipal y los de los comunes, lógicamente, los más favorables. La mayoría coincide en que en las elecciones municipales tendrán más en cuenta los temas de política local que de ámbito nacional, si bien entre los votantes de Ciutadans, la CUP y ERC bastantes admiten que les pesarán más las cuestiones relacionadas con el proceso independentista.
Colau no ha conseguido hasta ahora generar suficiente confianza y credibilidad en su actuación, lo que en términos electorales se traduce en una baja fidelidad de voto, algunas fugas y bastante indecisión. Por el contrario, sus principales adversarios, ERC y Ciutadans, cuentan con un buen posicionamiento de su marca y se ven favorecidos tanto por una fidelidad alta entre su electorado como por votos procedentes de otras formaciones políticas. El partido naranja tiene a su favor que prácticamente no cede votos a nadie, cuenta con una fidelidad muy alta y recibe la mitad de los votos que tuvo el PP en 2015. También recoge algunos votos procedentes de CiU y del PSC. A Cs le podría favorecer, además, la doble condición de ser reconocido como única opción constitucionalista y única opción de derecha con posibilidades de victoria. ERC, aunque tiene una fidelidad alta y recibe bastante más votos de los que cede, tiene más competencia en sus espacios, especialmente de la CUP y los comunes.
El PDECat retrocede de las primeras posiciones y aparece en una posición muy débil, hasta el punto de que en intención directa de voto se ve superado por la CUP. Aparte del PP, es la formación que retiene menos votos y tiene un electorado más indeciso. La dirección de los votos que cede (ERC, Cs y la CUP) denotan las diferentes sensibilidades que hasta ahora convivían en esta formación.
En todo caso, el año que nos queda por las elecciones será clave e intenso, ya que ninguna formación parte como clara favorita. Las tendencias generales tienen demasiado peso en el ámbito municipal. Y Colau hasta ahora no ha conseguido librarse de ellas.
Artículo publicado en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA el 21 de mayo de 2018.
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